Senador Carlos Mulet (Compromís) y Grupo Parlamentario de Izquierda Confederal: dejen en paz a los creyentes.
Su argumento para reclamar que desaparezcan las dos bombas expuestas en el interior de la Basílica del Pilar en Zaragoza se basa en que, a su juicio, son el «ingrediente de la propaganda nacional católica en el inicio de la Guerra Civil».
Las dos bombas que usted exige retirar en aplicación de la ley de memoria histórica no se refieren a bandos contrincantes, ni a enfrentamientos bélicos, ni a dictadura alguna. Son únicamente los testimonios históricos de los hechos reales acaecidos el 3 de agosto de 1936. Esas bombas, que gracias a Dios no explotaron, explican los agujeros producidos en el templo por causa de un bombardeo.
Esas bombas no vulneran la ley de memoria histórica, explican lo sucedido, nada más. ¿Qué hay de malo en que se conozca el pasado? Por favor, deje en paz a los lugares de culto y a los creyentes.